Si la lectura no es lo tuyo, entonces estas en el blog equivocado, sin embargo, si quieres leer algo diferente contado de una manera muy ordinaria, entonces disfruta de 7 capítulos llenos de la cruda verdad.

domingo, 13 de marzo de 2011

CAPITULO 7 Derechito y pa´la foto...


Antes de relatar el final quiero agradecer a todas las personas que apoyaron esta iniciativa, las que tuvieron paciencia y en especial a aquellas que leen, aquellas que ven en la lectura una oportunidad de crecer como personas intelectuales. Viva el arte y la lectura. ¡Gracias!




“Sólo el pueblo que sufre y vive lo que sucede en el mundo subterráneo tiene el deber y el derecho de gritarlo al mundo; nadie puede cercenar el libre albedrío de decir la verdad, NADIE puede ocultar el sol con manos sucias embarradas de mentiras, ¡YA BASTA!, reacciona pueblo y haz que te escuchen, canta ese Gloria al bravo pueblo en voz alta, con verdad y con dignidad; Hoy sólo un pueblo a pie puede describir lo que pasa”… ¡Suena bonito! debería lanzarme a Presidente pero no me gusta hacerme el serio… Estas son las cosas que uno dice cuando ve mucha televisión y exagera con el café.

Dicho esto, probablemente hoy culmina una historia pero comienzan miles más, un día en el Metro ha sido el testimonio real de la vida de una Caracas a pie que suda y ansía un tren óptimo para llegar a su destino desde el alba hasta el último tren.

Música Dj:

“… Mami las felicito, tunai tunai tu sabes que te quiero, tunai tunai tu sabes que te adoro, tunai tunai que te hago el amor… Quítate el sostén que quiero verte los senos, y hacerte el amor, sudando cuerpo a cuerpo, ábreme esas pielnas y lentamente te penetlo, siento una cosquilla en mi olgano genital; vamos a hacer el amor, vamos a hacer el amor tunai tunai…” The Caracas Sound Machine” para los que no han escuchado esta aberración musical, consultar Youtube.

¿Por qué este tema? Sencillo, así de asqueado suele ponerse una que otra persona cuando, sin razón alguna alguien viola el aire que trata de respirar dentro de un vagón, sin embargo, hay un dicho que suena así: sarna con gusto no pica; y cuando te violan tu espacio personal, probablemente no siempre es desagradable, sino pregúntenle a Lucía y a Reymond, quienes gracias al roce andan destilando amor.

            Este lunes pasó de todo, desatado por un accidente suicida en las instalaciones del Metro de caracas, a partir de la estación los cortijos. Este caótico día dio pauta para que dos personas completamente distintas se conocieran y se enamoraran en medio de la tragedia reinante en un lunes común para el caraqueño a pie pero difuso para quienes desconocen las calamidades que se suscitan en ese mar de gente que diariamente entrelaza anécdotas, experiencias, producto del rose circunstancial que nos envuelve cada que estamos inmersos en ese infierno vaporoso y mecanizado llamado METRO.

            Más de 6 horas encerrados en la tragedia da inicio a una historia fugaz de amor entre Reymond y Lucia, 2 jóvenes que unen sus vidas por horas para sobrevivir a un lunes cualquiera pero muy particular, quizás porque es el día en el que ellos se conocen. Él se dirigía a trabajar y ella a la universidad pero ese día paso de todo, el olvidó usar desodorante y se regresaba a casa de su amigo, aquel donde pasó la noche anterior y adonde se regresaba a reponer el problemita sudoroso/axilar, y ella no tuvo opción, simplemente su auto se averió y caraqueño en apuros usa mototaxi o Metro, no hay opciones, sólo medios obligados y ella escogió el “menos malo”. Entre una y otra cosa, llegamos a un incidente con unas fresas con crema que no pasa a mayores. La amable señora de las fresas reconoce ese rostro terso y angelical de la 4ta Finalista de un concurso llamado Miss Venezuela y obsequia el delicado manjar en calidad de publicidad, no es relevante darle créditos a un comerciante, sobretodo a esta señora quién no me esta pagando para que escriba sobre ella. La mujer sólo pide una foto de la bella Lucia comiendo las fresas y sonriendo al lado de la hacedora de los postres para posteriormente publicar en las “redes sociales”. Es todo, publicidad, así el mundo baila en un solo vals. Cuando todo parece ir en proyección, cuando esta historia se llena de “normalidad” pasan cosas que nadie espera, pero que ¡por favor! ocurren porque los accidentes se ponen a la buena del día.


Estación chacaíto, el ombligo del Metro de caracas, más de 5 millones de personas y todas se encuentran aquí, ¿la razón? No lo se, pero es muy probable que en esta estación te consigas cualquier cosa que tenga algo que ver contigo, así que te recomiendo que te portes bien. Chacaíto es una estación particular, es quizás de las más calurosas, hacinadas, deterioradas estéticamente y tiene “un no se que” producto de los mitos urbanos que consiste en que cuando pisas chacaíto te vuelves bruto, el mal llamado stress se apodera de ti, se dilatan tus pupilas y sin razón alguna agrédes a todos y a todas de manera espontánea.

Bien, Lucia y Reymond no han tenido suficiente hasta que el metro los separe, y mientras se encuentren dentro del subterráneo todo puede pasar, y cuando me expreso de esta manera no exagero. Amor en medio de la histeria, Luego de comer fresas con crema el cuerpo se conecta con la razón y entre los ahora cercanos jóvenes se produce una mezcla de gusto con pena. Se gustan, se tienen ganas pero empieza la parte efímera del arrepentimiento, por un lado ella siente vergüenza de comportarse como una cualquiera y de paso caer bajo con un muchacho humilde de Catia; y él avergonzado de recostarle el templado miembro durante unos minutos a la bella ex miss. Al estacionar en Chacaíto, la marea de personas amargadas, apuradas, malolientes, perfumadas, malhabladas, alegres y tristes entran y salen del vagón. Se produce la obligatoria compactación de cuerpos, cual sardinas en lata con aceite animal incluido y este acto humano dibuja una nueva oportunidad para el amor oral. Estando nuevamente abrazados y con una temperatura asfixiante,

 Reymond dice: “Otra vez pegados, disculpa
Ella lo mira de reojos y dice: “No hay nada que disculpar, si fuera así toda esta manada de monos debería pedir disculpas por invadir mi burbuja personal; oye ¿no percibes un olor extremadamente fuerte?”
Reymond entiende que ya el frenesí ha pasado y asume que es una indirecta hacia su mal olor producto de la falta de desodorante; apenado y sin energía para mentir la mira y le dice: “Eh, sabes antes que todo esto pasara, es decir, antes de tropezarnos en la estación, antes del atraco, antes de todo yo… quiero decir, yo soy, o más bien yo tengo… ah, soy yo ¡creo que el mal olor soy yo!, discúlpame.

Lucía sonríe y dice: “que chistoso eres, no me refería a ti chico, tu eres mi salvador del día, me has protegido y yo no te he dado las gracias formalmente, debería de invitarte a almorzar si es que alguna vez llegamos a plaza Venezuela. Me refería a la señora que se acaba de subir, huele como si acabase de ser violada”
Reymond: “Ah, si claro… que olor tan fuerte, ¿no? Y no te preocupes por el almuerzo, yo soy quien debe invitarte por hacerme compañía”

Salvado por otro olor, esa es la notable señal de que aún hay química entre estos 2, sobretodo porque estando tan cerca uno del otro, lucia no ha notado que Reymond olvidó usar desodorante y luego de horas de sudorosa pasión es probable que el aroma se haya subido de tono.

Una joven de aspecto “alternativo” hace presencia, con un look distinto, una mezcla de Cindy Lauper y Prince Drogado. Jennifer alias “Lady J” diseñadora de modas urbanas, 26 años, una muchacha trabajadora, inteligente e irreverente es la responsable del olor que percibe Lucia, y rápidamente, luego de escuchar dicho cometario responde a todos los presentes en un tono pedante y sobrio:

“Buenos días Señores, quiero hacerles unas preguntas ¿Quiénes de ustedes tuvieron sexo antes de salir de casa? ¿A cuantos de ustedes les gusta tener sexo duro y animal? ¿Quiénes de ustedes les gusta el olor del sexo? Noto que aquí en este vagón hay muchos olores, aromas humanos, corporales, como el de animales sudados quienes luego de un sexo salvaje van a acabar… todos huelen mal, pero yo huelo bien, huelo a sexo, a hembra bien cogida, al sublime olor del amor, a mujer amada. Huelo a duro, huelo a mis propios fluidos. Quiero presentarles el nuevo perfume de “lady gaga” y como estoy feliz porque acabo de tener sexo les voy a regalar una muestra, Sangre y Semen, el olor del amor… ¿quién quiere oler a semen y a sangre?”

¿Grotesco? Tal vez, pero al menos se explica el “olor fuerte” que mencionaba Lucía. La bizarra muchacha, esta de promotora de un perfume, que si a bien vamos, es un aroma aceptable dentro de la paleta de olores que se exponen dentro de un vagón del metro. La diseñadora joven regala muestras del perfume a la marea de personas presentes en el comprimido espacio y lejos de aceptarle el presente, algunos se espantan y le ven con repulsión y asco, como si se tratara de un pecado o un recibo de intercable. La inocencia y el amor van de la mano, y a manos abiertas Lucia y Reymond son de los pocos que aceptan la muestra, ellos estaban más concentrados en su cercanía oral que en cualquier discurso “alternativo” que se suscitara externo a su burbuja amorosa.

Hay accidentes, no casualidades y las cosas en un vagón del metro no paran. Una mujer, probablemente de entre 40 y 45 años de edad, puritana, evangélica exclama: “Dios reprenda lo que haces criatura, eres víctima del demonio, esclava de la lujuria, arrepiéntete a tiempo que Dios te ama, estás bajo los efectos de Satán, él con sus trampas te quiere arrastrar de la luz para llevarte a la oscuridad”…

Entre una cosa y otra, Lady J se ríe y solo contesta en un tono burlita:
“Amén hermana, yo entiendo tu dolor, pero tranquila que con este perfume no necesitas suplicarle a un hombre para que te lo haga, fíjate yo nombro más a Díos que tu misma, cada vez que tengo un orgasmo lo llamo repetidamente ¡Dios, OH Dios, más duro Dios OH OH OH, Yeah!… señores, sino quieren terminar como esta señora, masturbándose con un jabón, sean felices sin mirar a quien, tengan sexo y huelan a sexo… yo solo vendo un perfume, no cambio vidas y no busco que nadie me cambie la mía y si el sexo es Satán quiero que arda en este infierno” al decir esta última frase la joven se frota sexualmente en sus genitales y se muerde ferozmente los labios, provocando en la señora evangélica cólicos de ira.

Voces que susurran por lo que esta pasando, unos consternados por ambas versiones de la vida y otros simplemente esperando que el sistema cierre las puertas y arranque hacia la próxima estación. Lady J estando muy cerca de Reymond y Lucia les dice:

“que intensa esta pana, yo solo estoy trabajando… Hay hambre y necesidad y ella se pone con esas cosas. Oye ustedes están como chéveres, ¿quieren hacer un Trío?

Lucia alterada por tal proposición responde: ¿Ah? No, realmente no estamos interesados en esas cosas”.
Reymond: “Nosotros ni siquiera somos pareja”.
Lady J responde a carcajadas: “que gallos son, es broma, soy diseñadora de modas, me llamo Jennifer y me conocen en los bajos fondos como Lady J y me agradan para unas fotos, ¿se animan? La paga no es mucha pero al menos los saco de andar en metro como obreros y los monto en la movida de fama de la fauna caraqueña y adyacente. En realidad no estoy vendiendo nada, estoy terminando mi tesis y me gusta meterme en estos suburbios a cazar historias; la moda que hago es así, real y callejera. Me gusta cuando la gente me ve con asco o con burla, sólo así puedo saber que esconden sus miradas perversas, y debo destacar que lejos de que si son o no pareja, ustedes 2 tienen un cable flojo, tanto que puedo jurar que están a punto de irse a un hotel en Sabana Grande”

La cara de vergüenza de Reymond esconde una leve sonrisa cargada de ganas de que ese comentario fuera una realidad absoluta. Por otro lado Lucia utiliza el arma letal de toda miss, la evasión y solo se enfoca en la propuesta de la alocada diseñadora.

Lucia: “Sabes te voy a dar mi Pin para que hablemos de este tema, yo fui miss, soy modelo y quisiera que te reunieras con mi representante, me encanta la idea de hacer fotos urbanas”
Lady j: “ya me parecías conocida reina del cambur, yo quiero hacer esto de una, me gusta que están sedientos de sexo, tienen la cara y la temperatura perfecta, te explico el concepto de mis fotos se denomina sexo urbano”
Lucia: “¿de que hablas? Ya el muchacho te acaba de decir que no somos nada, eso quiere decir que no queremos tener sexo, pero como soy una profesional puedo fingir eso en las fotos”
Reymond: “Bueno yo me anoto, siempre he querido ser modelo y ando pelando, y también puedo fingir que quiero tener sexo con ella ¿Qué tan difícil podría ser?”

Lucía se hacía la dura y Reymond se veía a futuro en la portada de una revista. Entre conversaciones y a la espera que el tren se dignara a seguir el viaje; se logra concretar un acuerdo, una cita al llegar a plaza Venezuela en un café para ir directo a la toma de las fotografías callejeras. Tanto a lucia como a Reymond se les olvidan sus compromisos por un instante desvelados por una propuesta tentadora con olor a Sangre y semen.

Se cierran las puertas del vagón y se vuelven a abrir, se vuelven a cerrar y se vuelven a abrir… Una vez más se vuelven a cerrar y vuelven a abrir y es momento de emprender viaje a la siguiente estación, Sabana Grande. Sólo estamos a una estación de la frontal despedida de este par y aún no concretan sino una sesión de fotos para una alocada diseñadora de modas; esta va hablando durante el viaje y Lucía y Reymond solo se miran a los ojos e introspectivamente cada uno piensa por un instante en como sería si al salir del Metro uno le dijera al otro ¡Quédate! El romance no es común en el caraqueño a pie, y menos durante un día tan alocado, lleno de accidentes, probablemente entre Sabana Grande y Plaza Venezuela pase algo pero realmente no existen las casualidades.

El chavo, cuyo nombre real se desconoce, aparenta unos 50 años pero tiene una voz retraída similar al personaje de “Chespirito”, de conducta infantil, indigente de voz cordial que aclama y resalta siempre un hambre perenne y en su recital de carencias usa mucho el ¡por favor! Es el primero en acceder en uno de los extremos del tren al momento de arribar a la estación Sabana grande. Al otro extremo en una de las 4 puertas que contiene cada vagón, entra Mr. Gruñón, un poco más anciano, delgado y con voz seca, de actitud malhumorada. En esta estación el sistema cierra sus puertas pero no ejerce movimiento, al parecer por una cuestión de retraso, una cosa normal en este sistema operativo. En fin, los indigentes o los trabajadores del metro estudian mucho en casa sus tácticas para sacar lástima de las personas y con ello, dinero y un “Dios te bendiga”- momento de trabajar y empieza el recital de lamentos para pedir dinero, en una esquina el chavo, en la otra Mr. Gruñón y en medio de este acto, más de 120 personas compactadas incluyendo a Reymond y Lucía. Comienza el chavo con su peculiar voz de niño:

“por favor, solo tengo hambre, solo quiero comer, por favor, una ayudita, por favor, solo tengo hambre, solo quiero comer, por favor”… y así repetidas veces como un disco rayado con la convicción de que esta táctica funciona y la gente se conmueve con la voz dulce y de hambre de señor en cuestión. Mientras el “chavo” recita su número Mr. Gruñón le abuchea y se ríe diciendo:

“ay mariquita, con esa voz de putica herida ¿Quién te va a creer? Mentiroso, drogadicto, no le den plata, ese se lo gasta en perico (drogas) y pagan para que se lo cojan (sexo). Señores yo si necesito, tengo a mi hija grave con una inmunodeficiencia cardíaca en el páncreas del tumor interno del fémur, aquí tengo los récipes del doctor, la operación sale en 2.000 BsF. Ayuda no por mi sino por mi pequeña hija sino se me muere y se que muchos de ustedes tienen hijos y saben el dolor de un padre cuando un hijo esta al borde de la muerte…

¿Complicado? Si, carajo, estas son algunas de las cosas que se ven día a día pero este lunes no iba a ser tan sencillo. El hombre apodado el “chavo” se indigna ante el insulto a su trabajo y responde, no con voz de niño sino con una potente voz de un hombre de 50 años:

Cállate la boca mamahuevo y salte de mi vagón, que estoy trabajando, no vengas a quitarme mis clientes, rata maldita, te vas a morir como un vil perro tu y tu maldita hija, aunque eso es mentira miseria humana, tu no tienes ninguna hija enferma porque nunca te has cogido a una mujer

-¿Aún más grotesco? Si y más. De un extremo al otro los insultos van y vienen, se desarrolla un caos que pone nerviosa a las personas. De solo imaginar a 2 indigentes peleándose el sitio de trabajo, ebrios y con mucha energía violenta. De repente el chavo saca un cuchillo y se dirige hasta el otro extremo del vagón y Mr. Gruñón saca un pico de botella y todos los presentes comienzan a gritar. Entre groserías y gritos los indigentes se insultan y se espera que al menos uno de ellos salga herido o hasta muerto. En eso, Elena una joven de 30 años aproximadamente, casada, estilista sale a escena y en calidad de sermón grita: ¡Basta!, basta… Señores no peleen por favor, tranquilos aquí cabemos todos, hemos tenido una mañana muy difícil y queremos llegar con bien a nuestros destinos, todos vamos a colaborar con ustedes, ¿no es así?- si, es la respuesta de todos en el vagón- guarden esas cosas (refiriéndose a las armas) y recojan su dinero y salgan del tren, por favor.

Como en un cuento de amor y paz, los indigentes se calman y guardan sus armas, empiezan las personas a dar dinero, a colaborar con lo que tienen y la voz del chavo vuelve a ser sutil e infantil y agradece por la colaboración, de igual forma Mr. Gruñón. Por accidente las puertas del tren se vuelven a abrir y las personas agradecen este retraso pues eso significaba que los indigentes, ya con los bolsillos llenos de monedas y piedad saldrían del vagón. Al salir los indigentes entran más personas a los vagones, aquellas que se acumularon mientras las puertas estaban cerradas con el tren en el andén, y seguido a esto se cierran las puertas y el tren ejerce movimiento con rumbo a Plaza Venezuela el final del recorrido para esta historia de amor inmersa en los accidentes.

Cuando el tren se va, el chavo, contando las monedas y billetes dice:
este plan nos ha quedado arrechísimo, pero deberías ponerte más colorete (maquillaje) en los ojos para que se vea que te la pasas llorando por tu hija” por otro lado Mr. Gruñón responde: “tienes razón pero el topo (el que usa la pierna de goma espuma) me quito prestado todo eso y aún no me lo regresa, igual todo salio bien, vete a tu puesto pues que ya debe venir el próximo tren”

Todo un teatro organizado, solemos sentirnos estúpidos cuando caemos en trucos tan absurdos y baratos, pero así somos, humanos que sentimos lástima, caridad o solidaridad ante la desgracia ajena. Mientras el tren esta en movimiento, Reymond y lucia perciben el adiós, saben que no hay segundas oportunidades y que fue poco y mucho lo que paso este lunes caraqueño. Pese a que se van a bajar en plaza Venezuela a tomarse un café con Lady J, saben que ya no será lo mismo, que al salir a la luz de sol la vida vuelve a ser lo que venía siendo; quizás- ella y él hagan unas fotos sexuales para una diseñadora un tanto compleja, quizás- eso solo sea una utopía, probablemente luego de eso, ella se irá a la universidad y él tendrá que bajar nuevamente al subterráneo a continuar las estaciones que le faltan para llegar a los ministerios, en fin, el tren sigue en movimiento y nadie habla, todos están preparados para llegar a Plaza Venezuela porque saben que deben proteger sus pertenencias y caminar rápido sino quieren ser atropellados por la multitud. 

Siendo tan tarde, luego de horas y horas de drama urbano al fin el Metro llega a la estación Plaza Venezuela y segundos se convierten en minutos- minutos que dan cabida a una última mirada de adiós y despedida, de si te vi no me acuerdo y de ahora solo somos 2 desconocidos que quizás vayan a hacer unas fotos.

Hay accidentes no casualidades…

Se abren las puertas del metro y en ese instante Lady J dice: “bueno mis niños aquí nos bajamos” y eso fue lo último que se escuchó de la diseñadora de modas de olor a sangre y semen mientras la multitud se la llevaba como en manada de antílopes. El tiempo se congela para este par que no habla, que sólo se mira y que dejan que todos se bajen del tren, total ya habían perdido una oferta de trabajo, algo así como lo que la gente se llevó; tal vez con la esperanza de ser los últimos en salir y que eso fuese hincapié a una nueva oportunidad, una última mirada o un último beso pero lamentablemente vivimos en una ciudad donde la fantasía es consumida por un reloj. Ella tiene que llegar a la universidad a dar una excusa por no haber llegado a tiempo a su examen y el debe ir a su destino también. No hubo despedida real, no hubo beso final, sólo un “Adiós, fue un placer” de ambas partes, lleno de un recuerdo, de una posibilidad rota y de unas ganas inmensas de irse a un hotel a consumar un deseo animal que cada uno se llevaba consigo. Pues bien, Reymond se queda dentro del vagón y descarta la cita para las fotos, se despista y se queda. Lucía sale del tren y al no ver a la diseñadora loca, descarta también la idea y se dirige a la transferencia que la llevaría a la estación donde está la universidad. Reymond la mira desde la ventana del tren y ella nunca volteó la mirada, dentro de si misma sabía que si lo hacía quedaría en evidencia.

Pasan unos minutos desde que el tren arranca, el Metro los ha separado… y no hay Reymond ni Lucia. ¿Acto cotidiano? Si, era de esperarse, son 2 desconocidos que no tiene nada en común.  Sólo a 6 segundos de haber arrancado el tren suena una alarma potente y hay una movilización en todo el andén; Lucía voltea a ver que pasa y justo ocurre una de las cosas más extrañas que pueden pasar en el subterráneo.

Carmen Valbuena, 68 años, viuda, secretaria, trabajó hasta el viernes pasado en una importante cadena de laboratorios farmaceutas, quizás por su edad avanzada y un recorte de personal prescinden de sus servicios de más de 40 años de antigüedad con una dudosa liquidación. Dicho personaje estuvo toda la mañana dentro del tren, específicamente en le vagón de al lado. Ese alocado lunes ella fue desde muy temprano al laboratorio de donde la despidieron ubicado en los Ruices (estación los Cortijos) a recoger sus pertenencias y a “quitar prestado” un potente ácido flamable capaz de fundir un cuerpo humano en cuestiones de segundos- su visión de las cosas: hacer lo que todo Venezolano hace cuando esta “picado y desempleado” amenazar y hacer huelga. La cosa consistía en ir hasta la estación los cortijos a las 6:30 am, cuando todo el mundo va a su trabajo y crear caos amenazando con suicidarse con ácido y quemar un vagón del metro en defensa de los derechos de las personas de la tercera edad y las mujeres sin marido. Lamentablemente ese lunes se le adelantó un joven fan de Lady gaga quién se suicidó antes de que ésta pudiera manifestar su padecer ¿lo recuerdan?

La Señora Carmen presenció en todo pero no se iba a quedar con esa y dijo: “Maricón de mierda me arruinó la vaina, pero esto no se quedar así, ahora se van a joder todos, me voy a matar en Plaza Venezuela y voy a quemar toda esa porquería con este ácido, yo soy la voz del pueblo, yo voy a hacer que se respeten mis derechos, tengo que salir en televisión para que me den una pensión arrechísima y con eso me voy a Panamá, compro mercancía y vivo de eso hasta que me consiga un marido” Todo un plan que sino fuera por todo lo que paso ese día habría sido uno de los acontecimientos más relatados en esta historia, pero paso de todo, el apagón, el parto, el vallenato, la pelea…

Cuando la normalidad “relativa” reinaba en la estación Plaza Venezuela, doña carmen no quiso esperar y se lanzó a la famosa lista de locos que hacen cosas divertidas en el inframundo. Mientras el tren se disponía a salir a la siguiente estación colegio de ingenieros, la mujer se desnudó completamente y solo tenía un morral, un encendedor y un parlante (el aparato que usan los policías) las herramientas suficientes para generar atención, todo esto ocurre en medio del andén. El tren tuvo que detenerse porque se pensaba que era amenaza de bomba, otro de los shows más notables en el metro, Carmen genera tensión y cuando todos quedan congelados al ver un cuerpo desgastado por los años desnudo y con una aparente bomba y justo en ese momento grita: “me voy a matar y todos ustedes, malditos, se van a morir conmigo, me botaron del trabajo por vieja, me cambiaron por una puta igual a ti (refiriéndose directamente a la hermosa Lucía quien no pudo evitar quedarse congelada como el resto de la gente presente) si, como tu, perra, es más se parece a ti, tetona, culona y con cara de sucia angelical. Estoy harta, no tengo marido, estoy pelando, me viven robando, mi nieto me roba para drogarse, mi hija se fugo con un macho y me dejó a ese delincuente, yo soy sola, enviudé hace años, trabajé como una negra para que me botaran por ser vieja…¡Exijo mis derechos! Que venga el presidente o un canal de televisión, quiero una pensión y que me traten como me lo merezco sino todos se van a morir y a ti (refiriéndose a Lucía) te voy a desfigurar la cara bonitica con este ácido, todos nos vamos a quemar

¿Locura? No lo se, nadie lo sabe. Lucía impresionada por lo que estaba escuchando dice: “¿Esto es un programa de cámara escondida? De verdad que no entiendo que le pasa señora, Osea, yo no le he hecho nada, yo voy a la universidad, seguramente me está echando broma verdad… plis plis plis (por favor) en serio, tengo que irme, ya tuve un día bastante movido y ese liquido que me quiere echar me va a arruinar el maquillaje, cálmese ¿si?”

La señora le dice: “que cámara escondida ni que nada muchacha gafa, ves, hasta tu me ves con burla por eso los voy a matar a todos, llamen a un ministro o exploto esta miérda ya mismo (cuando dice mierda se refiera a la estación del metro). Hay accidentes no casualidades y justo cuando una mujer inocente esta en peligro llega un sudoroso galán a cuidar de ella. Reymond logra ver desde el tren lo que pasaba y sale del vagón; lo bueno de los vendedores como Reymond es que conocen mucha gente y saben lidiar hasta con las personas más difíciles.

Reymond: “mami carmen ¿Qué estás haciendo chica?”
Carmen: “nené muchacho, que pena contigo pero sino hago esto no te puedo pagar las pantaletas que te compré, no te metas en esto y sal de aquí, yo luego te llamo y cuadro contigo”.

Reymond: “No vale deja eso que estas haciendo, yo conozco al ministro, tu sabes que yo le vendo a todos los ministerios, yo te puedo conseguir una entrada para que le armes un peo directamente en su despacho, deja a esta gente en paz, ponte tu ropa que te pueden meter presa, y deja a esa muchacha quieta que ella no se esta metiendo contigo

Accidentes, Reymond conoce a doña Carmen, ¡que locura! A ella también le vende sus productos pues doña Carmen es la dueña del apto en la California donde vive Javier el amigo de Reymond alquilado. Accidentes, Cuando una persona esta alterada es difícil que se calme por las palabras alentadoras de alguien. 11 minutos de negociación entre la suicida y el Vendedor de ropa terminan con una molesta respuesta de Carmen: “Coño Reymond, ya me deprimí nojoda, yo me voy a matar, ya todo el mundo me vio la cuca (Vagina) arrugada y no logré nada, pero le voy a echar el ácido a esta perra (refiriéndose a la pobre Lucía) porque me cae mal”… Reymond no piensa en las consecuencias y se lanza sobre Carmen justo cuando esta se disponía a echar el ácido sobre Lucia. La agarra y la forcejea y extrañamente la señora se desmaya y queda inconciente, gracias a el olor de Reymond se salva el terso cutis de Lucia, gracias a que no se puso desodorante esta mañana la intensidad del olor logra paralizar la energía suicida de una pobre señora víctima de la desesperación.

Policías, canales de televisión y un aparataje técnico llegan a la escena y cuando todo se calma Reymond solo puede ver a los ojos a la Ex miss que lo trae loquito y ella solo ve a su salvador. Ella se le va encima y solo dice: “sin tu presencia parece que estoy en peligro constante” Él solo dice: “si, y voy a tener que cobrarte por eso

Amor en medio de la tragedia hasta que el Metro los separe. Lucia: “¿ya te vas no? “
Reymond: “¿estando en Venezuela crees que a esta hora encuentre alguien en algún ministerio?
Lucia: “supongo que no, como tampoco creo que consiga una excusa poderosa para que me repitan un examen en la universidad… nadie me creería ni una sola de las cosas que me han pasado hoy
Reymond: “Bueno, a mi si me creerían… lo único que nadie me creería es que soy un superhéroe y de paso que una reina de belleza me va a invitar a comer
Lucía: “Comer, si si claro que te voy a invitar a comer, pero primero debes acompañarme a un lugar
Reymond: “¿A dónde?
Lucía: “A un cajero automático, no tengo efectivo
Reymond: “¡ah, claro! Aquí afuera hay muchos, vamos…”
Lucía: “si, y también hay muchos hoteles que tienen restaurantes

¿Propuesta? Si, Reymond y Lucía salen del caos reinante en la estación. Lo que pasa en el Metro es harina de otro costal, dejemos que la policía se encargue de eso. Cuando salen a la luz todo parece un cuento de hadas, ellos solo caminan rápido queriendo llegar a un hotel a matar las ganas y justo en el Boulevard a las afueras de la estación del Metro se vuelven a encontrar a Lady J quién les dice: “¿no que no eran pareja? Pensaba que venían detrás de mi, ¿le damos a las fotos?”
Lucía: “Eh, no somos pareja… pero íbamos precisamente en este instante a resolver ese problema, así que lo de las fotos va a tener que ser después
Lady J: “Ah ok ok ok…Adelante

No más diálogos, el metro si los separó, pero de una vida aburrida y triste… de un día común y corriente, de la soledad, de la amargura. Sexo, sexo y más sexo que se transformó en amor. No sabremos si será duradero, si las diferencias sociales acaban con la pasión, si una u otra cosa los separa, lo que sí es importante acotar es que Lucia y Reymond tuvieron su historia de amor y un final olorosamente feliz.


Caracas OH caracas, cada día historias que se entrelazan. El Metro sigue igual que todos los días, recibiendo gente del este y del oeste, gente buena y gente no tan divertida, cada día una nueva locura reina en esta jungla… Pero es bueno decir que al menos una de esas historias salió a la luz de entre las profundidades de lo desconocido.

FIN.


1 comentario:

  1. Jajajaja, bueno Marcos el comienzo no me covenció mucho pero debo decir que me compensaste con el final del capitulo. Muy buena final para esta historia. Espero ver otras cosechas de esa pluma irreverente y locuaz que tienes.

    Saludos.-

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